Uganda
El inglés y el suajili son los dos idiomas oficiales, este último se añadió en 2005.
El suajili comenzó a utilizarse en Uganda cuando, de 1902 a 1960, se reclutó a personas de la parte septentrional del país para que sirvieran en el ejército del gobierno colonial británico, que gozaba de gran prestigio. Como resultado, cuando regresaron a casa, hablaban un nuevo idioma: el suajili. Este lenguaje ganó influencia porque no sólo se usó en el ejército y la policía, sino que también se enseñó en las escuelas.
La adhesión de Uganda a la CAO ha llevado al gobierno a acelerar aún más la dominación del pueblo en el suajili. El 9 de septiembre de 2019, el gabinete aprobó una resolución por la que se establecía el Consejo Nacional del Kiswahili con el mandato de desarrollar y aplicar el suajili como lengua franca, para que sirva de lengua común entre hablantes de diferentes lenguas maternas.
Con la excepción de las regiones de Buganda en Uganda central, donde el luganda es dominante, el suajili es la lengua franca. El idioma se habla en las regiones de Bwera y Kaboka en el oeste y suroeste del país. Se utiliza como segunda lengua en el distrito de Kiryandongo, en el norte de Uganda, en las regiones de ambos lados del Nilo Occidental, alrededor del lago Albert y en toda Uganda oriental.
El suajili también se habla ampliamente en las comunidades islámicas y se enseña en las escuelas y universidades islámicas de todo el país.
A diferencia de otros países en los que se habla el suajili, este idioma no es percibido positivamente por una gran parte de la población. Se ha ganado la reputación de ser el lenguaje de criminales y bandidos. Esto se debe a que el lenguaje fue adoptado por primera vez por el ejército y la policía, que lo usaron para intimidar a la población. Más tarde, el dictador Idi Amin lo convirtió en el idioma oficial para ser utilizado por todos los funcionarios públicos y el personal de seguridad.
Sin embargo, en los últimos años, el hecho de que el suajili sea un instrumento necesario para hacer negocios con sus vecinos de habla suajili en Kenia y Tanzania, así como para el intercambio cultural a través de la música, ha proporcionado un incentivo económico y ha ayudado a reformular el idioma de manera más positiva.